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En la sociedad actual, los medios de comunicación nos inundan con publicidad que invita adquirir ciertos bienes y por ellos obtener cierto prestigio social, lo cual se alza como el único medio para alcanzar la autorrealización y reconocimiento personal. Este modo de vivir, con una mentalidad dependiente del exterior invita a creer que la felicidad depende de factores externos a nosotos cuando, en este tiempo de cambio, todo señala que la ruta de felicidad está en nuestro interior.

Recibimos tantos estímulos o ruido externo que el proceso de encuentro personal, en silencio, para vaciarnos de la información que es ajena a nosotros y observarnos a nosotros mismos  con los ojos del alma soltando necesidades y apegos para estar en el presente se torna en una tarea titánica.

La importancia de alcanzar estados de trascendencia se convierte, en el tiempo actual, en una demanda cada vez más frecuente, pero para lograrlos no se debe olvidar que vienen de la mano con el trabajo interno que cada uno desarrolla y que esto último, está unido al desarrollo espiritual que se ve beneficiado, en muchos casos, por la religiosidad o la fe.

Es importante establecer que puede existir espiritualidad sin religiosidad y viceversa. Si bien los términos están vinculados y se interconectan, la función de la música con ambos ayuda al desarrollo espiritual y por ello muchas religiones la incorporan como parte del proceso místico de unión con D os.

La música como la búsqueda de la trascendencia son fenómenos que se producen en el hemisferio derecho del cerebro que e está ligado a lo emocional, el mundo intuitivo, artístico, creativo. Por ello,  la múscia puede despertar estados de misticismo, revivir recuerdos.

El cerebro, según los estudios científicos, funciona con energía bioquímica eléctrica que faculta el procesamiento de estímulos y el envío de respuestas. Este proceso que produce en el tálamo y la glándula pineal, concede al cerebro la capacidad de recepcionar y retransmitir información extrasensorial y romper con los conceptos de tiempo y espacio, generando formas de pensamiento que se alzan por arriba de las sensaciones.(Como plantea la física cuántica).

En este punto cobran importancia las ondas electromagnéticas, me referiré hoy a las ondas alfa y theta producidas por el cerebro.

Las ondas alfa se generan cuando estamos en un estado de reposo y relajación, no dormidos, son clave para la actividad cerebral y las conexiones neuronales. Son las ondas de la relajación que emite nuestro cerebro cuando está en estado de reposo, ya sea de manera activa o pasiva. En este aspecto, la sonoterapia aumenta en gran medida la creación de ondas alfa, ya que muchos instrumentos  como la voz, arpa, kantele, campanas, tenedores, cuencos tibetanos y gong ayudan a su generación.

Junto a lo anterior la generación se ondas alfa se ve potenciada si la música o sonidos son de carácter pausado o repetitivo (canto de mantras) y si está suplementado con otras técnicas de relajación como la respiración, visualización guiada y con el apoyo de los aceites esenciales adecuados (aromaterapia). Este ambiente idílico apoya los procesos introspectivos, ayuda a despojarnos de toda dependencia de la realidad exterior y centrarnos en el aquí y ahora.

Por su parte, las ondas theta, se manifiestan cuando nos encontramos entre la vigilia y el sueño, durante la etapa de la vigilia cuando se produce el movimiento orbital rápido, cuando se realiza un entrenamiento autógeno, yoga e incluso durante el esfuerzo intelectual vinculado al aprendizaje académico. Las características de estas ondas es que producen episodios de inspiración, imágenes, ensoñaciones, fantasías e incluso alucinaciones, donde la mente se abstrae del mundo exterior y surca otras dimensiones por sí misma. Por ello la relajación que se logra a nivel físico y mental es total. Estas ondas son imperceptibles por el oído humano pero si de manera inconsciente y subliminal por el sistema límbico, permiten recuperar nuestra memoria a largo plazo, emociones reprimidas o represivas y mejorar nuestra conexión espiritual. Esta frecuencia es la emitida por los monjes budistas, místicos cristianos, practicantes de Zen en sus meditaciones.

Las ondas mencionadas tienen grandes beneficios para el ser humano potenciando la concentración, rendimiento, impulsando la creatividad, energía vital, felicidad y autoestima de la mano con el refuerzo del sistema inmunitario acondicionando la mente para una sanación integral.

 

¿Quieres experimentar con sonoterapia o reiki la generación de estas ondas?

Te esperamos.

Un abrazo de Luz. MAIA

 

Referencias:

1.-BLUESTONE, J Return of the Children of Light, Incan and Mayan Prophecies for a New World,

Bear & Company, New Cork, 2001.

2.- FRANKL, V.E  Psicoanálisis y existencialismo: de la psicoterapia a la logoterapia. México, D.F. Fondo de Cultura Económica. 2010.

3.-Sciotto, E. Ondas cerebrales, conciencia y cognición. Disponible en https://www.academia.edu/35611100/ONDAS_CEREBRALES_CONCIENCIA_Y_COGNICIÓN. Fecha de consulta 20 de marzo de 2022.

4.- Ecosfera. Lo que los monjes budistas le enseñan a la ciencia. Disponible en https://ecoosfera.com/salud-1/monjes-budistas-neurociencia-estudio-meditacion-budismo/. Fecha de consulta 20 de marzo de 2022.

5.- Burgos, H. Neurociencia, espiritualidad y religión. Revista de Educación Religiosa, Volumen II, Nº 1. Instituto de la Fe. Universidad Finis Terrae, Chile, 2020,

 

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