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La musica es una expresión  cultural que llega, cualquier sea su tipo, a lo más profundo del alma humana. En este caso la capacidad de percibirla o sentir su vibración,  conmociona los sentidos humanos y también los de otros reinos que nos acompañan, independientemente de su edad, sexo, condición o época. Para afirmar lo anterior podemos tomar de ejemplo La República de Platón donde además de incluir a la poesía, ttambién es considerada como peligrosa porque puede configurar el alma humana para el bien o el mal, entendiendo como mal la enfermedad, para hacer la vida ordenada o desorganizada, otorgándole así una importancia vital a la música ya que para los griegos, tal como lo ratifica Aristóteles es fundamental para la formación política y moral.

Lo anterior da cuenta que como seres humanos estamos íntimamente ligados a la música porque tal como se menciona en el párrafo precedente, “el ritmo y la concordia, sobre todo, se hunden en la parte más íntima del alma y se aferran a ella vigorosamente…”

No existe pueblo o civilización, cada uno con diferentes niveles de desarrollo, que no haya incluído la música en sus manifestaciones culturales y sociales y,  que ésta juegue un papel preponderante en diferentes ámbitos. La cercanía de la música con los humanos se encuentra en una categoría que podríamos llamar mística, porque la música y los efectos que causa parecen ser de tipo mágico, encandilando al oyente y por ende, al intérprete que lo hace con el corazón, generando estados profundos de encuentro con uno mismo y con la divinidad, reafirmando la sensación que actúa como puerta de salida de la cotidianidad, de la mayoría del los humanos que viven en ciudades, posibilitando el que nos encontremos sostenidos, amparados y protegidos gracias a un encantamiento de  vibraciones llamado música.

Tenemos relatos musicales en la Grecia antigua, donde destaca la aportación de Pitágoras quién une las matemáticas y la música en el concepto de harmonía, generando la escala de siete notas diatónica, vinculándola a las distancias existentes entre los planetas y refiriéndose, así mismo, a la afinación de un instrumento musical con cuerdas de diferente tirantez. De esta manera Pitágoras plantea que la tonalidad del cosmos es harmonía y número, donde la harmonia se refiere a la afinación de los instrumentos del Cosmos y el número hará alusión a la geometría, ubicación y visualidad de los cuerpos celestes. De esta manera se nos presenta el cielo como música y nosotros los humanos seremos capaces de escucharla si somos capaces de guardar silencio.

Si leemos en detalle el párrafo anterior,  nos podemos percatar que el planteamiento de Pitágoras nos habla que la naturaleza, incluido en esta el Universo y que se manifiesta en los términos matemáticos de la divina proporción. Esto no sólo se refiere a la música en nomenclatura matemática, sino que además en valores éticos y medicinales, es decir reafirma lo planteado por Platón en “La República”, tal como lo expresamos en párrafos precedentes. Por ello Pitágoras, al hablar de «harmonía del cosmos» y de la capacidad del silencio que deben desarrollar los hombres para escucharla, no sólo se refiere a lo que ocurre en el cielo, sino también en la tierra como reflejo de este último, por ello propone iniciar la educación a través de la música, de melodías específicas que van curando rasgos de carácter o pasiones de los hombres, trayendo armonía al alma, porque para poder escuchar esta harmonía, hace falta silencio, lo cual es una invitación a silenciar la mente y escuchar los designios del corazón para actuar de acuerdo a ello. Cabe mencionar que para los griegos las pasiones es dejarse guiar por lo instintivo, la animalidad, estar en la polaridad opuesta a la esfera de la razón (Aristóteles).

Cuando oimos música, podemos tener distintas actitudes, incluso parecer a simple vista en estados de pasividad, a pesar de ello la música nos influye por la capacidad que observó Pitágoras en ella, es decir contiene formas y estructuras. Por lo cual escuchar música es una acción que percibimos y sentimos y, este don, en términos esotericos significa que vemos. En otras palabras al estar sumergidos en este encantamiento místico y mágico, en este ritual de iniciación, obtenemos gracias a la escucha, la habilidad de percibir y sentir la armonia que nos conecta con la capacidad de ver desde nuestro yo interior.

Por esto, la música muchas veces puede abrumarnos porque nos predispone y desarrolla una capacidad especial en nosotros para poder comprender, lo que a simple vista no observamos, y que nos habla que somos seres vibracionales, logrando la música recordarnos nuestra relación directa con el todo cósmico del que descendemos, ya que nos rememora que la separación es sólo una ilusión, que somos polvo de estrellas y que tal como la música vibra en el Cosmos, vibra en su semejanza en nosotros y en esta dimensión, en todos los movimientos cíclicos que poseemos como son los latidos de nuestro corazón, la respiración y el caminar, en la superficie ondulante del mar o el movimientos terrestres. La musica en consecuencia, con sus ritmos y ciclos, con su vibración nos indica que estamos vivos y en continuo diálogo con la divinidad

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