Hoy lunes 16 de mayo vivimos un eclipse lunar total. El eclipse comenzó a producirse a las 21:32 hrs, en nuestro país y tuvo su máximo alcance a las 00:11 hrs, finalizando a las 02:51. Son casi 5 horas de fenómeno astrológico que no volverán a repetise hasta el año 2025.
Este eclipse de luna se produce un lunes, primer día de la semana del calendario gregoriano, cuyo nombre se origina del latín vulgar (dies) Lunis y, éste a su vez de la alteración del latín (dies) Lunae “día de la Luna”. Así mismo, al calcular el Arcano Mayor del día en el cual se produce este fenómeno en el cielo, se constata que corresponde al Arcano de la Luna. En consecuencia, tenemos la presencia de este satélite natural de la Tierra en una tríada, que podríamos llamar mágica y que marcan este día.
La luna está relacionada con los ciclos, con lo femenino y con lo oculto, con nuestra intuición. Además, se relaciona con múltiples fenómenos de la naturaleza y que están vinculados al tiempo, a la oposición que se produce entre luz y oscuridad, nos invita a sacar a luz lo que no se quiere mostrar y conectarnos con las distorsiones que nosotros tenemos en nuestro actuar en este mundo. El gran desafío que nos propone es descubrir las energías femeninas que habitan en nuestro interior como son la receptividad, la capacidad de crear y contener, la sensibilidad e intuición. También nos habla de la importancia de los tiempos, de respetar los ciclos externos e internos, nos invita a reflexionar y retornar al plano onírico y al abrazo con la madre para ir, desde el inconsciente, sanando la relación con ella para atrevernos a ser quiénes somos y mostrar nuestras caras, incluso la oculta.
Los hombres primitivos adoraban a la luna y múltiples civilizaciones concibieron en torno a ella mitos y leyendas. Es un hecho comprobado, por la ciencia, que la luna tiene efectos directos sobre nuestro planeta y por ende, en nosotros. Se ha encontrado que la relación entre la luna y la tierra tiene efecto en las mareas de los océanos, lo que se puede presentar como el diálogo de dos energías relacionadas con lo femenino. Así mismo, la vida en nuestro planeta se ha ido modificando a las situaciones ambientales naturales, entre ellas las fuerzas lunares, en base a lo anterior se han podido establecer que entre los ciclos lunares y el comportamiento de muchos animales como las golondrinas, almejas y ratones están influidos por ella. Cicerón nos indica que su influjo contribuye “a la madurez de las plantas y al crecimiento de los animales”. Todo esto ayuda a explicar la importancia que tuvieron las diosas lunares en el mundo antiguo como son Ishtar, Hathor, Artemisa, Astarté, Venus, Diana y Selene, entre otras.
El papel regulador de la luna se encuentra, también, en la distribución del agua y de las lluvias, por lo que aparece tempranamente como madre – mediadora -escalón o puente entre la tierra y el cielo, entre los dioses y los hombres, por esto se vincula también su representación a la Virgen María como lo indica El Cantar de los Cantares, 6, 10 que nos dice “¿Quién es ésta que surge cuál aurora naciente, bella como la luna?» y puede leer en varios niveles de comprensión, destacando entre ellos su alcance textual, que está dirigido a la novia del Cantar de los Cantares y, en segundo lugar, en su sentido espiritual que se puede aplicar a la Virgen María.
La carta de la Luna es una figuración de los temores más supersticiosos por sus ciclos, nos habla de la ley del cambio; crecimiento y decrecimiento; de nacimiento, juventud y madurez. De donde surge la convicción que la invisibilidad de este satélite corresponde a la muerte del hombre, a la desintegración temporal del plan vital. Cirlot nos propone que el espacio lunar equivale a una fase de ascensión donde se “reabsorben las formas para volver a crearlas” donde se transforma o regenera la energía que somos, en lo que la luna representa: la madre. En efecto Plutarco nos menciona una propuesta muy similar al indicar que las almas de los justos se purifican en la luna, mientras su cuerpo vuelve a la tierra y su espíritu al sol. Así́, la condición lunar equivale a la condición humana o la condición de lunáticos por atrevernos a venir a esta tierra y vivir la experiencia humana. Mircea Eliade plantea que esta certidumbre celeste tiene correspondencia con el mito de la génesis y reformulación periódica del universo.
Si se hiciera una analogía para entender lo propuesto en un párrafo precedente, debemos fijarnos en el sol y la luna. El sol, que puede representar al Padre, Hijo (Jesús) o Espíritu Santo; La santísima Trinidad, tiene(n) luz propia, la luna, no. María es la Aurora luciente que precede al sol radiante. Es imposible separar a ambos astros que se complementan de una manera perfecta para envolvernos con Amor. Es María la que nos conduce, en las noches oscuras del alma , dándonos consuelo y esperanza. Recordemos que ella como madre vivió la crucifixión, muerte y resurrección de un hijo, que nos estaba redimiendo, quién mejor que ella que atravesó, la más terrible, noche oscura en su propia carne y sin haber experimentado el misterio de la resurrección de su hijo en ese momento, quién mejor que ella para ayudarnos a comprender que refleja la luz del sol, aunque no lo veamos, y allí está. Ella es el espejo por el cual Jesús llega a nosotros, y nos envía Su Luz y Su calor.
Es en estos eclipses de luna, que ocurren de cuando en cuando, se presenta la oportunidad para que María eclipse al Sol por unos instantes, que tome un lugar predominante a los ojos de los hombres. Su hijo, Jesús, quiere que en ese tiempo meditemos acerca de la Maternidad Divina, la prodigiosa manifestación de amor de un Dios que se dejó gestar por nueve meses en el vientre de tan hermosa criatura para despertar e iluminar en este tiempo nuestra vida.
En consecuencia, ir a iluminar nuestra sombra o ir a visitar la luna, nos convoca a transitar por el camino lunar, que se presenta como un momento espiritual para obtener reflexiones profundas. El tiempo que nos demoremos en este andar se presenta como un momento de apertura y también de confusión, por esto si bien la situación puede alterarnos, el eclipse nos invita a no descartar nuestra propia intuición, apoyarnos en otros, principalmente en la madre divina, dar atención a los sentimientos y pensamientos que generemos, ya que muchas de las respuestas que buscamos, en este tiempo, provienen de llamada de la luna, de nuestra madre – voz interna por lo cual debemos intentar escucharla y seguirla para experimentar una sensación liberadora y de transformación profunda.
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