La semana pasada realizamos un acercamiento a los druidas, en aquella ocasión establecimos que eran los poseedores de la sabiduría del roble y que pertenecían a un grupo social calificado como de grandes pensadores por los griegos de la época. Así mismo, estaban presentes en los lugares donde había asentamientos o tribus celtas y su grupo estaba conformado tanto por hombres como mujeres. El testimonio de algunos textos de la época indican que el rango de druida era hereditario que además de ello se casaban y tenían descendencia
Entre las féminas druidas podemos mencionar a Boudicca, reina y sacerdotisa de la diosa Andrasta que puede haber sido miembro de la casta de los druidas, también tenemos el caso Epónima o el particular relato de Plutarco acerca de Camma, quién era reina y sacerdotisa hereditaria de la Diosa Brigit.
El druidismo como religión no está narrado en ninguna fuente de la época, sino que los druidas son descritos como una casta religiosa, política y medicinal a la cual acudían los hombres de aquellas centurias dado que su magia era descrita como las más influyente en los dioses autóctonos (Allcroft). Será con el cristianismo primitivo cuando la imagen del druida y de sus prácticas se permeen con la nueva realidad y nazca la imagen del druída/mago como brujo, creador de ilusiones, capaz de proferir maleficios, curar enfermedades, entre otras atribuciones, dando a sus prácticas una apariencia de religión por ello debemos tener presente que en este tiempo el fenómeno mágico era entendido como una contraposición de lo religioso y no como parte de él.
En cuanto a los usos y costumbres de los druidas, tenemos acceso a las fuentes grecolatinas donde Plinio indica que portan ropa blanca, por su parte Estrabón indica que vestían ropajes multicolores con aplicaciones en oro bordadas y que usaban sandalias, pero en una leyenda del Ulster se dice que iban descalzos. En estos relatos también se menciona que el archidruída, que fue identificado por Julio César en el Concilio de druidas que se realizaba cada año en el bosque de los carnutos, portaba en sus sienes una corona de roble en la cabeza, y una diadema dorada decorada con piedras.
Por el lado del mundo céltico no hay textos que nos develen rasgos de los druidas, recién con el cristianismo comenzamos a tener acceso a elementos que nos hablen de ellos con la finalidad de destacar sus aspectos paganos contrarios a la fe de Cristo. Esto cobra especial importancia porque nos indica que los druidas dejaron de lado la escritura y que sus enseñanzas y conocimientos eran traspasados de generación en generación a través de la palabra pronunciada, a la que le atribuían poderes mágicos, por esto la presencia de los bardos, quiénes dentro del grupo de los druidas se dedican al canto y la poesía tal como lo señalan Diodoro y Estrabón, no solo es un recurso literario sino también de memorización porque se va dejando registro de su historia, conocimientos y saberes a partir de la oralidad. El uso de la tradición oral como vía fundamental de comunicación y enseñanza, no indica que los druidas o celtas en general sean iletrados, como han sido catalogados por algunas corrientes de estudio, al no encontrar registros de su escritura en las primeras épocas, ya que escribían en griego, etrusco y latín. Esto lo sabemos porque plasmaron su huella en inscripciones funerarias donde otorgan datos como el nombre del difunto y su profesión. En el siglo V d.C con el inicio de la predicación en Irlanda y la figura de San Patricio se producen enfrentamientos con druidas que desembocan en la quema más de 180 libros escritos en idioma celta, por parte del santo protector irlandés, para que sea un ejemplo de lo que deben realizar los cristianos si se encuentran con textos druídicos. Por ende, se refuerza la tradición oral.
Lo descrito en el párrafo precedente es una de las causas de que recién entre los siglos VIII -XV d.C, religiosos irlandeses y galeses comiencen a recoger, en manuscritos iluminados, las prácticas y creencias de los druidas con la finalidad de dar a conocer que sus comportamientos y convicciones están fuera de la religión propuesta, reafirmando la imagen de los druidas como magos, brujos o hechiceros, contrarios a la nueva Fe, como parte central del mensaje, queriendo aniquilarlos de esta manera. Por ello el rol jugado por el cristianismo en la isla fue fundamental para el cambio y la generación de nuevas prácticas y costumbres en el mundo celta, que determinan el triunfo del sincretismo religioso que se observa incluso en la actualidad y que ayudan a perpetuar la borrosa imagen de los druidas.
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