¿Quiénes son las Virtudes?

En nuestro recorrido por la Jerarquía Celeste hemos estado revisando a quiénes ocupan los primeros escalafones según la angeología sancionada durante la edad media. En orden de jerarquía hemos hablado de Serafines, Querubines, Tronos y Dominaciones, hoy corresponde que nos detengamos en las Virtudes.

¿Quiénes son ell@s? Las virtudes ocupan el quinto lugar y preceden a las potestades, tal como lo indica su nombre promueven las virtudes y las encarnan de alguna forma. Por ello, algunos de los ángeles que pertenecen a este coro podrían sobresalir del resto en   una virtud concreta, como la pureza, la fidelidad, en la generosidad, la paciencia, en la alegría o la esperanza. Por ello, para conectar con esta jerarquía dependerá, de cierta manera, de la virtud a la cual estemos invocando para que nos sea proporcionada en el momento perfecto. Por ejemplo, que invoquemos a la virtud de la alegría para superar la tristeza. Y así podemos hacer con otras virtudes, especialmente, con aquellas que más necesitamos en cada momento.

Por lo anterior, las virtudes ayudan en el desarrollo y la concreción de las aspiraciones y virtudes humanas, son conocidos comúnmente como los que ejecutan los milagros, son los responsables de hacer nuestros sueños en realidad. Manifiestan la voluntad de Dios y se representan como bebes con alas y sin cuerpo. Se dice de ellos que son los ángeles de la Guarda, inspiran al hombre para acercarse a Dios y le otorgan de Dones.

Las virtudes son mencionadas por San Pablo cuando habla de ellas en una carta a las Efesios, junto a otras órdenes celestiales. Son conocidas como rayos de luz, acuden a la velocidad de esta última cuando son convocados y poseen la aptitud de aportar luz a los humanos, canalizando energía divina en las circunstancias en las que sea necesario contar con su presencia. Cuando bajan a la tierra, no lo hacen con forma humana, sino como entes abstractos, posiblemente con formas geométricas. Son ángeles que dan la fortaleza para continuar adelante y por ello se ocupan del movimiento de las galaxias, las estrellas y planetas, administrando las leyes cósmicas, nos ayudan a comprender que se puede desear lo que se piense en libertad, contribuyendo a la sensación de paz y felicidad, aludiendo que la principal es ser positivo y creativo en nuestros pensamientos.

Estos ángeles están regidos por su príncipe San Rafael Arcángel, comúnmente se les representa con atuendo de diácono y portando una rama de lis, suelen llevar flores o símbolos de María y están muy relacionados con la Pasión de Cristo, de hecho, se les atribuye haber precedido la Ascensión de Jesús a los cielos. Esta unión con María Madre hace que a las virtudes las vincule en muchos aspectos como sus servidores, incluso se ha concluido que los Ángeles que acompañan a la Santísima Virgen son de este rango. Las Virtudes también son representadas portando balanzas, trompetas y rayos, simbolizando su papel en el Juicio Final, ya que cada ser humano posee su Virtud que lo ayuda a acercarse a Dios, de esta manera en el momento de la muerte ellas te ayudan a gozar de la comunión a la Divinidad.

Las Virtudes asignadas nunca nos abandonan, ellas cumplen con fuerza el plan Divino, la Biblia nos relata acerca de su presencia en muchos ejemplos y capítulos de ella, y desde muy pequeños, el catecismo, al menos católico, nos enseña a sentir su presencia a nuestro lado y confiar ciegamente en ellas, en particular en nuestro Ángel Custodio que pertenece a esta jerarquía.

Por ello, nuestro Ángel de la guarda lucha a nuestro lado con toda su fuerza, es valiente y nos acompaña en cada batalla, protegiéndonos. Es también nuestro mensajero personal, tiene la misión de llevar nuestros mensajes a Dios y viceversa. Si bien en la infancia estamos muy conectados conscientemente a él, con los patrones de la vida actual y sus dictámenes en relación a él, con el paso de los años, la mayoría de las personas olvida su cercanía y establecer el contacto en la cotidianeidad con él, aunque esté siempre dispuesto a conversar con nosotros y llevar nuestros mensajes a Dios, y viceversa.

¿Te comunicas con tu Ángel de la Guarda?

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