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Hace unas semanas hablábamos de jerarquías celestes, en esa oportunidad nuestra atención se centró en los Serafines que se ubican en el primer escalafón de ésta junto a Querubines y Tronos. De ellos dijimos que poseían tres pares de alas con los cuales se protegen de la inmensa luz de Dios porque están alrededor de su trono, por lo cual están vinculados al fuego y al color rojo. Hoy nos referiremos a los Querubines, ubicados en el primer escalafón de la jerarquía celestial, en una segunda posición. Su nombre significa “los próximos” o “los segundos” y tienen como misión ser los guardianes de la Gloria de Dios, por ende, son partícipes la adoración y alabanza a Él.

Los Querubines son uno de los más famosos por su representación en el arte, desde inicios del cristianismo las representaciones han variado, así en el siglo XII se les representa como ángeles, como cabezas aladas, para otorgar la sensación de incorporeidad y como niños en analogía a la inocencia; Esta última opción tiene su esplendor en el arte barroco cuando la contrarreforma, en su afán de instaurar una unión directa entre el cielo y la tierra, hace que se multipliquen las exhibiciones de las jerarquías celestes, específicamente en pinturas como criaturas o niños, rollizos y sonrientes. Esta iconografía nos retrata la jovialidad de su temperamento, la dulzura de sus expresiones lo que lleva a transformarlos en sinónimo de “ternura”.

Los querubines son mencionados en Génesis 3,24. “Echó, pues, fuera al hombre, y puso al oriente del huerto de Edén querubines, y una espada encendida que se revolvía por todos lados, para guardar el camino del árbol de la vida”. Así mismo del libro de Ezequiel, en varios versículos obtenemos una descripción de su apariencia, donde se indica que tienen cuatro alas con ojos, usando dos de ellas para volar y otras dos para cubrir sus cuerpos y, que bajo ellas se parecían a la mano de un hombre.

Los Querubines están asociados al color azul, esto se infiere porque en el Génesis (3,6) Dios decide colocar a esta jerarquía de ángeles como guardines de las puertas del Paraíso. La ciencia era un privilegio que Dios se había reservado y que el hombre usurpa cuando cae en pecado, instante en que pierde su posibilidad de acceder a la sabiduría por ello los Querubines la protegen y custodian. De una manera menos retórica podemos decir de ellos que son los guardianes del cielo y las estrellas y su luz divina influye sobre nosotros.

Desde una perspectiva histórica, el vocablo se encuentra testimoniado en escritura cuneiforme: en acadio, asirio y babilónico, de donde es heredada por el hebreo de este al griego y latín. Su nombre significa “plenitud de conocimientos” o “abundancia de sabiduría” lo cual se reafirma en el párrafo anterior y nos da pie para afirmar que esta energía alada es la responsable de favorecer el nacimiento e inicio de las actividades, que nos ayudan a abandonar el pecado y permanecer en el camino del bien.

Las virtudes de los Querubines son el Amor, la Verdad, el Silencio, la Voluntad y la Iluminación, cada uno de ellos tiene un nombre y con ello un significado que le son propio. Así mismo, también tienen un número asignado, al ser el segundo de los coros celestiales el primero de ellos tiene la numeración del nueve porque los ocho anteriores son del grupo de los Serafines que son los mas cercanos al trono de Dios. El querubín Raziel preside el coro de los Querubines que está formado por Haziel, Aladiah, Laoviah, Hahahiah, Yezablel, Mebahel, Hariel, y Hekamiah,  a quiénes les encantan las gemas amarillas y formaciones ambarinas, para quiénes la ofrenda más ideal son las mismas que gustan a los niños.

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