Las habilidades psíquicas y su desarrollo es un tema de conversación frecuente en muchos círculos y talleres que invitan, en esta nueva era, a descubrir y desarrollar de una manera consciente “estos poderes” que todos tenemos en estado de latencia. El interés en el encuentro de estas capacidades se asocia a un avance espiritual, pero, les cuento, que también puede implicar una regresión porque todo dependerá del nivel desde el cuál nosotros utilicemos o actualicemos esas capacidades.
Pero ¿Qué son las capacidades psíquicas? Más allá del estereotipo de “de ver o oír cosas “sobrenaturales””, en primera instancia, si consideramos que somos energía y esta, siguiendo el primer principio de la termodinámica: “No se crea, ni destruye, solo se transforma”, lo que consideramos sobrenatural corresponde a otro nivel de energía, diferente al de la tercera dimensión donde vive nuestro cuerpo encarnado en esta experiencia humana, a un nivel superior que es percibido en la cotidianeidad solo fugazmente por ello se puede afirmar que las habilidades psíquicas en esencia son una extensión de los cinco sentidos que conocemos en esta dimensión y se utilizan en otros niveles o pisos como puede ser en el campo emocional, astral o mental, donde nuestro cuerpo y los sentidos es la manera o el vehículo por medio del cual reconocemos, sintiendo que otras situaciones se manifiestan en distintos planos.
En nuestra historia biológica de vida los sentidos se desarrollan en el siguiente orden: oído, después sigue el tacto, luego la vista y, posteriormente, el gusto y el olfato. Pero cuando ascendemos en nuestra vibración y utilizamos estos sentidos en el llamado mundo espiritual o dimensiones superiores el escuchar se transforma en clariaudiencia,; el tocar, sentir u oler adquieren el trato de clarisentencia y, el ver nos posiciona en el campo de la clarividencia.
Existen niveles en los cuáles una persona que comienza a desarrollar sus capacidades psíquicas conoce, la primera está vinculado a lo astral y esta dimensión debe ser trascendida ya que la aspiración de todo camino espiritual es superar este campo de manera consciente, en el plano astral la mayoría de las reacciones que nosotros podemos tener se dan de manera inconsciente. En consecuencia, es importante el discernimiento que nos da el olfato, “algo huele mal, algo huele bien” y la discriminación que hacemos nosotros al observar distintas realidades en planos diferentes en el cuál vivimos en la conocida, aunque quizás no tanto, tercera dimensión. La propuesta es a no discriminar lo astral de lo superior sino a utilizar creadoramente el discernimiento y discriminación para comprender que el hombre es un ser completo, que desciende del centro de la eternidad, que se debe manifestar a través de su actuar en esta dimensión o en la encarnación que está viviendo, a través de si mismo, a través de su propio ser, por medio de su propia partícula divina que lo funda.
De esta esencia sobrehumana o celestial que nos compone viene el entendimiento de que la vida espiritual es acoplarse a la voluntad de la Divinidad de Ser y realizar, de vivir y manifestar en este plano la misión de nuestra alma. En este entendimiento, las facultades psíquicas o el “acto de canalizar” son maneras en la cual entramos en contacto con las dimensiones superiores, con la obra del Creador y, vislumbramos e intuimos que la tarea que nosotros emprendemos en nuestro viaje multidimensional es transformarnos en catalizadores de una realidad superior y diferente, siendo, estando, sintiendo, reconociendo y amando mi YO SOY, teniendo la PRESENCIA en el aquí y ahora eterno, que nos da la perspectiva cósmica para iniciar el sendero a la iluminación, el camino de regreso al Hogar.
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