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El tema del bienestar animal es un tema que se ha vuelto central en la discusión de la ciudadanía, ya sea de animales de compañía, producción, deportes, espectáculos, zoológicos entre otros. Es un amplio tema que incluye múltiples aspectos vinculados a la relación que nosotros los hombres establecemos con ellos y que está unido al crecimiento de la población mundial.

Lo primero que debemos tratar de definir es  a qué nos referimos cuando hablamos de bienestar de los animales, en este sentido existen un sin número de definiciones donde hay coincidencias en múltiples características de cada uno de los especialistas en el tema, donde se apunta a que el bienestar está relacionado con la condición física y mental del animal lo que le proporciona armonía con su ambiente, agregando algunos autores  como Hughes que  se debe al equilibrio mental y emocional  determinado  por la ausencia de trastornos mentales o a sentirse confortable y capaz de enfrentar las exigencias de la vida.

Este último punto cobra especial importancia ya que el autor incorpora la salud mental a la idea de buena calidad de vida planteando que el bienestar físico es un factor más de los que se deben considerar para un cuidado real y efectivo de los animales. Es decir, no sólo se trata de satisfacer sus necesidades biológicas básicas, sino que nos señala que hay algo más allá que debe ser considerado en “la noción de tenencia responsable de mascotas”

Otra propuesta en base a la idea del bienestar animal es la de Duncan que en su artículo publicado en el año 1993 titulado “El bienestar tiene que ver con lo que sienten los animales”, indica que además de las necesidades fisiológicas deben considerarse los sentimientos de los animales, explicando que este último es una acción determinada del sistema sensorial por medio de la cual el animal se ·”da cuenta” y este ”darse cuenta” determina lo que los animales sienten.  Esta propuesta es reafirmada, de alguna manera por, entre otros títulos, el biólogo evolutivo Richard Dawkins que en el “Uso del comportamiento para evaluar el bienestar animal” del año 2003 propone, a grandes rasgos, que los animales son conscientes de lo que pasa a su alrededor, que tienen memoria y experimentar sensaciones. La pregunta que vendría en estos momentos es si los animales piensan, pero esta no tiene aún una resolución satisfactoria referida a todas las especies de animales, ya que, si bien existe evidencia, por ejemplo, que grandes simios sí tienen la capacidad de pensar similar a la de los seres humanos en las otras especies aún no se avanza mucho en el tema

Claro está, que la visión propuesta es antropocéntrica, ya que al juzgar las actitudes de los animales lo estamos haciendo desde nuestro parámetro, por ello para comprender la mente de los animales, sus emociones y fisiología se debe tener presente que son una especie diferente a nosotros y, por lo tanto, tienen sus particularidades. En consecuencia, el bienestar animal es un tema con múltiples aristas que van a depender de los supuestos éticos, la cultura y el interés humano en el tema.

En las últimas décadas se ha avanzado en este sentido proponiendo la idea de las cinco libertades, primero para animales en contexto de experimentación y luego se utilizaron para orientar a responsables de animales en un amplio sentido y que se constituyen en la base, reconocidas por los veterinarios del mundo, para la evaluación del bienestar animal, avanzan a los  cinco dominios que  son sed/hambre/desnutrición, 2, desafío ambiental, 3, enfermedad/lesión/ deterioro funcional, 4, restricción conductual/interactiva, y 5, ansiedad/miedo/dolor/angustia

Estos puntos mencionados han sido objetos de constantes reformulaciones ya que la evaluación del bienestar animal tenía una división con la conciencia de la calidad de vida. La noción de calidad de vida que está inspirada en la psicología humana y la medicina y que se debe considerar a lo largo del tiempo, como una suma de experiencias realizadas por el individuo. Se refiere a que la calidad de vida en los animales podría medirse considerando el equilibrio entre experiencias negativas y positivas. En consecuencia, la preponderancia de las experiencias positivas nos habla de una mejor o aumento de la calidad de vida. Así, este último concepto, que depende en humanos de la percepción del propio individuo del bienestar, en el caso de los animales era considerado imposible, hasta hace algunos años, ¿cómo un animal nos iba a decir cómo se sentía?. Esta pregunta que parecía difícil de responder comienza a ser solucionada por los expertos, en los últimos años, al considerar la importancia de las experiencias afectivas positivas de los animales y, valorar las interacciones humano-animal para determinar la calidad de vida, por ende poder hablar de bienestar y calidad de vida podría ser evaluado como algo único y no dividido.

De esta manera la organización mundial de la sanidad animal definirá, según el Código Terrestre, el bienestar animal como “el estado físico y mental de un animal en relación con las condiciones en las que vive y muere”.

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