Los celtas habitaron Europa desde el año 1200 a. C, hasta el año 43 d.C, cuando fueron dominados por los romanos y posteriormente condenados a desaparecer bajo el dominio de otras tribus que entraron en escena como visigodos y germanos. En consecuencia, las tribus celtas estuvieron presentes en toda Europa, tienen dos períodos importantes; el de la Cultura Hallstat y La Tené, desde donde comienzan a expandirse por un lado hacia la península de Anatolia, el norte de España e Italia, donde atacaron Roma el 387 a.C. y por otro, rumbo a las islas británicas donde se establecieron principalmente el siglo V a.C.
La palabra celta la encontramos utilizada por los griegos, en el siglo V a. C, cuando se refieren al pueblo que ocupa los territorios que estaban desde las columnas de hércules, o sea, la península ibérica hasta el horizonte más extremo de Europa a quiénes denominaron los Keltoi, forma plural de la cuál deriva el vocablo de celtas, sorprendentemente, ellos nunca se autodenominaron de esta manera.
Estos pueblos organizados en tribus que tenían en común la lengua y algunas costumbres poseían grupos sociales diferenciados, dentro de ellos destacan la de los líderes políticos y guerreros, por otro, la de los guardianes de los conocimientos astrológicos, religiosos, literarios, llamados, respectivamente, Druidas, Vates y Bardos.
Las tres ubicaciones esenciales de los celtas, a pesar de haber estado presente en toda Europa, las encontramos en el Reino Unido, la Galia (actual Francia) y norte de la península ibérica. Cada uno de estos reductos posee sus características particulares. En el caso de la actual Galicia, eran conocidos con el nombre de celtíberos donde realizaban labores de pastoreo en los montes y el trabajo de metales, no contaban con monarquía como en el caso de las otras dos regiones y sus decisiones se tomaban por medio de una asamblea.
En el caso de los celtas ubicados en la Galia, tenían mayor peso demográfico, con intercambios con el mundo griego o heleno, tal como lo demuestran monedas encontradas en sitios arqueológicos y nos hablan de un intercambio comercial entre otras cosas. Además, este grupo poseían en común tradiciones literarias orales y cantaban a sus dioses y héroes en común a los celtas insulares, cuyos relatos poseemos. Una característica fundamental de esta zona es que la unión espiritual de ellos estaba marcada por el druidismo que se ejercía en todos los territorios que moraban, ya que el propio César en su obra la Guerra de las Galias nos relata que el Archidruida, además de las funciones religiosas que realizada era el jefe supremo en su época, donde contaba con el apoyo de una asamblea conformada por los distintos jefes de las tribus residentes en el territorio mencionado. Posteriormente, esto cambia y se hace presente la nobleza y la monarquía siendo un rey que gobernaba un año, quién asumía la jefatura suprema. La decadencia de ellos comienza un poco antes del nacimiento de Cristo, cuando César en el año 52 a.C doblega a Vercingetórix, cayendo Alesia en manos romanas.
Tal como relatan las aventuras de Asterix, los romanos les temían por ser bravos guerreros, de hecho, si algún líder militar sufría una ignominia o derrota por lo general se auto sacrificaba. Así mismo, los romanos se amedrentaban frente a ellos, especialmente a los druidas, por practicar sacrificios humanos, mantener colgadas las cabezas de sus enemigos, por la igualdad social que tenía la mujer frente al hombre, por poseer tierras colectivas y tener la capacidad de guiar levantamientos en contra de la Roma imperial.
En el caso de los celtas ubicados en las islas británicas, es posible afirmar que tenían una unidad espiritual, ya que ahí estaban los colegios de druidas, que era donde se formaban los magos y sacerdotes de esta cultura, que para nosotros son los más conocidos o cercanos, por la gran tradición oral presente en las islas británicas, especialmente en Irlanda y por las huellas que dejaron, visibles hasta hoy, como Stonhenge. Se puede decir de ellos que allí está presente el elemento celta en su estado más natural, incluso teniendo en consideración el sincretismo que se produce al abrazar el cristianismo hacia el siglo V y por las invasiones sajonas en el siglo V y VI d.C.
Esta descripción geográfica nos ayuda a entender que los celtas tienen características culturales similares en las diferentes regiones donde se encontraron con diferencias geográficas y temporales, no todos tenían las mismas características en el mismo momento. Sin embargo, en un grado menor o mayor podría decirse que tenían coincidencias lingüísticas, elementos religiosos e ideológicos comunes que se reflejan en algunas divinidades compartidas, calendarios rituales o fiestas que celebraban y nos hablan de una universalidad del mundo celta con particularidades específicas y concretas que nos muestran y recuerdan nuestra propia relación con la divinidad o Fuente del todo.
Continuamos el próximo lunes.
Un abrazo de Luz.
MAIA
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